Nos levantamos un par de horas después, algunos sin haber dormido más de media hora. Salimos de la furgoneta y aparece el cañita brava rumano para reclamarnos los 10 leus del alojamiento. Unos minutos después llega un furgón de la policía que aparca a nuestro lado.
Dos agentes bajan del furgón y suben al bar. Subo al bar para limpiar la bamba de Bea que se quedó fuera toda la noche sufriendo la tormenta y me encuentro un agente de policía en la entrada, a todo el personal del bar rodeado por 4 agentes y otro más dentro del lavabo, todos ellos del tipo antidisturbio. Entro sin mirar demasiado, pego un remojón a la bamba y salgo corriendo.
Cambiamos el modo de las furgonetas de "dormir" a "viaje" y salimos pitando, justo después de ver a una mujer rumana llegar con una carpeta... se conoce que es la "médica forense".
Paramos en una gasolinera unos pocos kilómetros después para ir al lavabo, comprar provisiones y desayunar.
Poco después seguimos el largo trayecto hasta Sibiu, donde por fin encontramos la civilización. Una ciudad bastante grande, con todas las características propias de una ciudad: semáforos, aceras, tiendas, farolas ...
Vemos lo que se supone que es el centro y aparcamos en uno de los parkings de acceso que hay a su alrededor. Nos orientamos con un mapa en la calle y vamos hacía la oficina de turismo para obtener un mapa turístico. Ester nos guía a través de los 50 puntos turísticos, de los que solo apreciamos unos pocos.
Sibiu es una ciudad muy bonita, con el centro histórico peatonal, calles llenas de bares y restaurantes,
una plaza enorme
y unos tejados curiosos.
Cuando damos por vista la ciudad vamos a un restaurante que nos recomiendan en la oficina de turismo cerca del parking donde tenemos las furgonetas. Sufrimos un poco para encontrarlo pero es un nuevo acierto. Mucha comida y muy barata. Nos dividimos en tres equipos para comer y rápidamente aparecen las envidias y el plagio por la buena elección de platos de alguno de los equipos. Como va siendo habitual, nos pedimos la ensalada (que nunca comemos), unos quesos para compartir, un plato principal cada uno, postres, dos rondas de bebidas y café. Todo por menos de 10 euros.
Después de hartarnos de comer salimos hacía el siguiente destino, el Castillo de Bran aka el castillo de Dráacula...
A medio trayecto nos damos cuenta que no nos dará tiempo llegar al castillo y nos gustaría ir a un camping. Tenemos dos opciones y escogemos la mas cercana: un camping en Brasov. Después de muchos más kilómetros llegamos al camping, plantamos la tienda, nos duchamos y a dormir. Esa noche solo cenamos un rosco-pan que compramos en Sibiu.
Genís
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